El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera «distribuido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios».
En el preámbulo de la declaración universarl de los Derechos Humanos, como bien expuso Eleanor Roosevelt en ese día, expresaba un deseo y un ideal: que la Declaración fuera vista como un signo para todas las personas de todas las naciones. Es decir, que a través de la educación y el empeño personal, de cada hombre y de cada mujer, se encontraran maneras y formas, de acuerdo con las diversas culturas, de hacer de esos derechos una realidad. Así lo explica Mary Ann Glendon (7 de octubre de 1938, Berkshire County, Massachusetts, profesora de derecho en la Universidad de Harvard).
Ofrecemos un texto de la misma autora de 1991: El lenguaje de los derechos. Mary Ann Glendon analiza en estas páginas cómo se ha generalizado en EE. UU. una nueva versión del “lenguaje de los derechos”. El problema, señala, no estribaría en la noción misma de derechos, ni en la fuerte tradición de los derechos en EE. UU., sino en que éstos se formulan hoy en términos absolutos, simplistas, legalistas e hiperindividualistas, manteniéndose silencio en lo que toca a las responsabilidades colectivas, cívicas y personales. Este nuevo idioma de los derechos, argumenta, ha empobrecido el debate público en ese país, a la vez que hace muy difícil la definición de los temas cruciales, y más todavía su discusión y resolución. Sólo si se logra superar el desdén por la política, concluye la autora, podrán brotar las reservas de sabiduría, virtud e imaginación que las diversas comunidades norteamericanas aún conservan en su memoria.
Es por tanto un camino lleno de ilusiones e ideales, en el que se conjugan estas dos palabras: “competencia” y “excelencia”, como medios indispensable para proteger los derechos de cada hombre, de cada mujer o de cada niño. Cuyo límite infranqueable nadie debería sobrepasar: despreciar estos derechos en cualquier circunstancia o lugar. No es por tanto una meta solo para Estados, organizaciones internacionales, ong’s, etc., sino sobre todo un reto personal que no tiene límite: es un compromiso por el mero hecho de existir. Depende del compromiso personal al que se pueda llegar (cfr. Se puede legalizar el horror, Hitler lo hizo).
Mostramos algunos ejemplos notorios, aunque cada persona que actue con estas conviccines no es menos notoria.
1. Catalina Maria Chipri, Gobernadora de Cavildo Naza (Colombia). Sus objetivos son dar a conocer lo que piensan las mujeres indígenas frente al respeto a la vida, a los procesos que deben adelantar para ganar espacios que le permitan que la sociedad las reconozca como mujeres lideres y capaces de sacar a sus comunidades adelante, identificar los proyectos, anhelos y sueños de estas mujeres así como el sentir que tienen frente a la defensa de los derechos humanos en Colombia.
2. Aung San Suu Kyi. Premio Nobel por la Paz de 1991. Se puede leer una breve reseña biográfica en español y en inglés.
3. Marion-Etica: Marguerite Peeters (para ver como testimonio aparte). Periodista norteamericana (1963, New York) especializada desde los años 90 en organizaciones internacionales. Es autora de más de trescientos informes sobre el cambio global y cultural, basados en sus entrevistas con expertos de relaciones internacinales. A través de Institute for Intercultural Dialogue Dynamics, asociación sin ánimo de lucro con sede en Bruselas, difunde información, análisis y una amplia gama de material educativo sobre los retos de la ética postmoderna y promueve un diálogo abierto e independiente sobre la identidad humana y cultural en nuestra sociedad globalizada.
Defender la familia, nuestros derechos desde la concepciòn, la dignidad del ser humano es nuestro deber, siguamos apoyando todo tipo de organismo que apoye los derechos inherentes del ser humano, no dejemos de enseñar a nuestros hijos a respetarse y respetar pero no a aceptar cualquier agravio a la dignidad del ser humano por meros respetos humanos.
gracias por este testimonio y por esta pagina.
Buen título para la página web: una mujer, una voz, cuántas miles de mujeres alrededor del mundo que calla, que lucha cada día por sacar adelante a su familia, enfretándose a todo tipo de adversidades y luchando por un mundo mejor, un mundo donde se les oiga, donde puedan hablar…
Adelante, animaos esas miles de mujeres que teneis tanto para enseñarnos, para aprender de vosotras, de vuestra lucha…
Laura Renom dijo el 02.07.2011 a las 2:51 am
Defender la familia, nuestros derechos desde la concepciòn, la dignidad del ser humano es nuestro deber, siguamos apoyando todo tipo de organismo que apoye los derechos inherentes del ser humano, no dejemos de enseñar a nuestros hijos a respetarse y respetar pero no a aceptar cualquier agravio a la dignidad del ser humano por meros respetos humanos.
gracias por este testimonio y por esta pagina.
Xsc dijo el 04.08.2011 a las 1:52 pm
Buen título para la página web: una mujer, una voz, cuántas miles de mujeres alrededor del mundo que calla, que lucha cada día por sacar adelante a su familia, enfretándose a todo tipo de adversidades y luchando por un mundo mejor, un mundo donde se les oiga, donde puedan hablar…
Adelante, animaos esas miles de mujeres que teneis tanto para enseñarnos, para aprender de vosotras, de vuestra lucha…