Karyme Lozano era la actriz revelación de las telenovelas latinoamericanas hace tan solo dos años. Desde los 16, esta mexicana fue cosechando éxito y fama gracias a una carrera en ocasiones con interpretaciones fuera de tono por exigencias del guion. Pero algo cambió y su vida dio un giro radical. La muerte de su padre y la posiblidad de aplicarle la eutanasia.
Ahora trabaja en favor de la vida, ya no acepta desnudos ni escenas comprometidas y solo participa en proyectos coherentes con su conciencia. En su última película, Cristiada, que se estrenará en España en 2012, comparte guion con Eva Longoria, Andy García y Eduardo Verástegui.
“Entendí que no se puede jugar a ser Dios. No somos Dios, Dios tiene sus tiempos: decide cómo y cúando se puede llevar a las personas”.
Estoy totalmente de acuerdo con esa opinión.
Es muy doloroso esperar la muerte junto a un ser querido: no sabemos sufrir. Pero todos los instantes de la vida tienen su sentido. No somos dueños del tiempo: el tiempo se nos regala con una misión concreta. Y la misión no se acaba hasta que no se acaba el tiempo.
Hemos de ser valientes y respetar el tiempo de los otros para nacer, para vivir y para morir.
Acelerar la muerte es como impedir al poeta que escriba el último verso de un poema o negar al músico interpretar los compases finales.
Y mientras acompañamos al que ha ido perdiendo sus capacidades de movimiento, habla, razonamiento y consciencia, tal vez podamos aprender a reorientar nuestra vida hacia lo que de verdad importa.
candela dijo el 30.08.2012 a las 11:04 pm
Estoy totalmente de acuerdo con esa opinión.
Es muy doloroso esperar la muerte junto a un ser querido: no sabemos sufrir. Pero todos los instantes de la vida tienen su sentido. No somos dueños del tiempo: el tiempo se nos regala con una misión concreta. Y la misión no se acaba hasta que no se acaba el tiempo.
Hemos de ser valientes y respetar el tiempo de los otros para nacer, para vivir y para morir.
Acelerar la muerte es como impedir al poeta que escriba el último verso de un poema o negar al músico interpretar los compases finales.
Y mientras acompañamos al que ha ido perdiendo sus capacidades de movimiento, habla, razonamiento y consciencia, tal vez podamos aprender a reorientar nuestra vida hacia lo que de verdad importa.
luisa dijo el 05.02.2013 a las 2:46 pm
Gracias Karime, estos testimonios nos ayudan, Efectivamente no sabemos sufrir, no queremos sufrir , nadie quiere. Pero es parte del plan de Dios…