¡Querido Tomás! -Lales Marza
Publicado el 19/10/2012 ~ 8 comentariosMi nombre es Mª Ángeles Marzá, aunque mi familia y mis amigos me llaman Lales. Tengo 35 años y soy de Reus (Tarragona).
El 29 de Octubre de 2011 supe que estaba embarazada a través de un Test de esos que venden en las farmacias. Mi primera reacción fue el desmayo. Era sábado. Eran las 5:30 de la mañana y estaba en casa, sola.
Decirles que mis circunstancias personales, en lo que se refiere al concepto de “familia”, no acompañaban; de ahí probablemente ese desmayo. Debía “enfrentarme” a un entorno en el que se ha predicado siempre la importancia de la unidad familiar, una familia en la que hemos crecido escuchando a mis padres decir que los 10 hermanos que tengo, somos todos una bendición de Dios. Una familia en la que la formación religiosa ha estado muy presente. Digamos que yo me salté un poco a la torera todos esos conceptos… Fue difícil, pero su apoyo a día de hoy, es lo más importante que tengo.
Mi hijo también ha sido una bendición de Dios, haya venido en las circunstancias que sea… Estoy convencida de que Dios tenía un plan para Tomás… y así ha sido.
Me hicieron una ecografía a las 11 semanas de embarazo. El pliegue nucal dio un resultado de 2.4. Tenía, según me explicaron en versión “tonta”, 1 posibilidad entre 98 de tener un hijo con Síndrome de Down u otra disfunción cromosómica. Me recomendaron la Amniocentesis. Me negué rotundamente. ¿Para qué? Si mi hijo tenía que venir al mundo con una enfermedad, así sería, así estaba escrito que debía ser. Mi rotunda negación sorprendió a mi ginecóloga y su auxiliar. “Discutimos” la cuestión pero mi decisión fue clara: no tenía ninguna intención de abortar o “interrumpir el embarazo” (como lo dicen en suave), fuese cual fuese el resultado de esa prueba tan magnifica, que al fin y al cabo, lo único que me iba a suponer eran tres días de baja y un reposo absoluto… y el riesgo, por supuesto, de hacerle daño a mi pequeño, aunque solo fuese en una probabilidad mínima. Firmé el consentimiento.
Fue curiosa la respuesta que dio mi ginecóloga cuando, acompañada de mi madre, que defendía conmigo el derecho a la vida de ese niño…dijo: “Bueno, señora, ¡peor será que el niño se muera cuando cumpla 10 días!” Hoy le diría ¿y quién es usted para decidir si mi hijo debe vivir o no?
Al no hacerme la Amniocentesis me recomendaron una ecocardiografía, que me hicieron a las 16 semanas de embarazo. Supe entonces que era un niño lo que llevaba en mi vientre. Pero las cosas empezaban a torcerse. En el informe cardiográfico había una sospecha ecográfica de cardiopatía fetal. Según palabras textuales del informe “aconsejan nuevamente determinación del cariotipo fetal mediante amniocentesis. La paciente deniega y firma consentimiento”.
Lo que era una sospecha se convirtió en hecho el 23 de enero, cuando me visitó por primera vez, un cardiólogo pediátrico, para mí una eminencia, una bellísima persona, una “persona humana”, que me habló con franqueza. Tomás tenía, efectivamente, una cardiopatía que podía estar o no, asociada al Síndrome de Down. Aceptó, creo sorprendido, mi idea de continuar con el embarazo. Digo sorprendido porque allí mismo me explicó que muchas mujeres en mi estado, tras una noticia como la que me acababan de dar, ya no volvían nunca más a la consulta. Remarcó: “Y cuando digo muchas, son muchas”. Saquen sus propias conclusiones.
Este mismo cardiólogo fue quien me explicó las posibilidades que tenía Tomás de vivir, después de una serie de intervenciones a lo largo de su vida, la primera de ellas, a las 3 o cuatro semanas de vida. Tenía miedo solo de pensarlo, pero Tomás era lo más importante y salí de la consulta entre preocupada y contenta, puesto que mi hijo tenía posibilidades de vivir una vida “más o menos” normal, después de estas intervenciones. Él quería vivir y yo le di la vida, como intermediaria de Alguien más sabio que yo.
Los comentarios del siguiente informe del 9 de febrero, todos redactados por la misma doctora, daban un poco de miedo…”Cardiopatía tipo canal AV y ectasia piélica bilateral altamente sugestivas de cromosopatía no filiada porque la gestante denegó técnica invasiva y desea continuar gestación”. Para que lo entiendan un poco mejor (yo tampoco soy entendida en el tema), Tomas tenía una malformación en el corazón, no existía apenas el tabique central que separa aurículas de ventrículos y su ventrículo derecho estaba menos desarrollado de lo debido. No existían las válvulas tricúspide y mitral sino una sola válvula común.
En el informe ecográfico del 10 de mayo, con 32 semanas, se vuelve a recordar que “no se practicó estudio cromosómico a pesar de las recomendaciones por denegación de consentimiento materno”.
Estas conclusiones a veces me hacían pensar que era yo, la mala de la película…
Me derivaron al Hospital San Joan de Deu con 35 semanas. Era allí donde tratarían el resto de mi embarazo, posterior parto y donde tratarían también la cardiopatía de Tomás. Con todo el estudio previo y tras dos ecografías, me explicaron de nuevo las posibilidades de una primera intervención (Banding), una posterior (Glenn) y según la funcionalidad valvular, llegar a la intervención llamada por los expertos, “Fontan”. Se me explica el pronóstico y la asociación a una cromosopatía. Por fin, no tengo que firmar, se acepta mi decisión sin cuestionarla.
Tomás nació el 7 de Julio de 2012. Fue un parto por cesárea porque se complicó en las 2 o 3 primeras horas. Si no salía, Tomás corría peligro; por momentos, sus pulsaciones desparecían del monitor que mi madre controlaba. No entraré en detalles pero no recuerdo el parto precisamente como una delicia o el típico parto “sin dolor”.
Tomás era la recompensa a ese gran dolor físico.
El cariotipo determinaría dos semanas después, que Tomás, además de su cardiopatía, tenía Sindrome de Down.
El 9 de Agosto operaron a Tomás. La mañana anterior vino a vernos el cirujano que lo iba a operar. Venía a explicar de qué trataba la operación. Me explicaron que iban a dormir a Tomás, abrirían y harían ese “banding” del cual tanto he oído hablar. En realidad, y para los que no nos movemos en este campo, la operación consistía en un estrechamiento de la arteria pulmonar, con el fin de que el flujo de sangre que llegaba de los pulmones al corazón, no fuese tan fuerte.
El 9 de agosto. Se llevaron a Tomas a las 08:41h de la mañana. El tiempo de espera se nos hizo interminable. Cerca de dos horas después, el cirujano vino a explicarnos que la operación había salido muy bien. Estaba contento, creo que quizás la palabra es satisfecho. Tanto el preoperatorio como la operación habían ido como él esperaba. Y cuando me lo dejaron ver, di gracias a Dios… ¡mi niño estaba bien!
Su cirujano hizo un buen trabajo. La operación fue un éxito. Pero las primeras horas eran cruciales. Ahora debíamos esperar que Tomás respondiera bien. Pasó el día bien, sedado y sin complicaciones pero hacia las 9 de la noche los niveles de oxigenación de los pulmones empezaban a fallar. Llamaron al cirujano, que vino de inmediato para comprobar que la operación estuviese siguiendo su curso y todo parecía correcto. Salió al poco tiempo para decirnos que el “banding” estaba bien y dejó de nuevo a Tomas en manos de pediatras y enfermeras. A las 23h salimos del Hospital con el corazón en un puño, aunque dejando a Tomás estable.
Hice dos llamadas a la UCI durante la noche. Yo me extraía leche todas las noches para poder guardarla y tener para las futuras tomas de mi hijo, así que a la 01:30h y a las 04:30 llamé y su enfermera me fue confirmando que Tomás seguía estable.
A las 6:32h del 10 de agosto recibí una llamada en el móvil. La frecuencia cardíaca de Tomás había disminuido mucho y creían conveniente que fuera al Hospital. Supe que lo perdía. Recé todo lo que sabía en el camino al Hospital, creo que mezclé mil oraciones. La noche anterior, mi padre había mandado un mensaje a todos mis hermanos, a mi madre y a mí en el que decía “Voy a rezar un rosario, si todos hacemos lo mismo lograremos el milagro”. Quizás no sabíamos en ese momento para qué rezábamos.
Antes de poder ver a Tomás, su pediatra me dijo: “Tomás está muy mal”…, esas palabras se me clavaron en el alma…, me acerqué a él, un cardiólogo le hacía un masaje cardíaco…, le cogí el bracito y le hablé… “Tomás, mi vida, lucha un poquito más, por favor, lucha, cariño, tenemos muchas cosas que hacer todavía, por favor, mi vida, por favor…, angelito, por favor”. Y mientras le hablaba me desmayé. Quizás fue en el mismo instante en el que la vida de Tomás se iba…, que mi cuerpo sintió que media vida se le iba… caí… y a las 07:20h Tomás nos dejó.
Me lo pusieron en los brazos, le hablé y le hablé…, y lloré…, y sentí que el mundo enmudecía tras la marcha de Tomás.
No me arrepiento del vivir que he vivido, tan solo puedo arrepentirme de esos tres o cuatro minutos que pude perder tras mi desmayo, y eso es nada en comparación a todo lo que mi hijo me dio desde el primer segundo de vida…, desde que esa vida empezó a latir dentro de mí…, y les aseguro que mereció la pena.
judith virgili llevat dijo el 19.10.2012 a las 11:08 pm
Hola Lales, no sé si te acuerdas de mí, fuimos a la misma clase en Aura. Ya leí en Facebook la carta a Tomás y ahora este blog… yo soy madre también y puedo decirte que Tomás tiene la mejor madre…me he emocionado mucho, has tenido mucho valor y mucha fuerza…, un abrazo muy fuerte.
yolanda dijo el 20.10.2012 a las 4:22 pm
Gracias Lales
Que miedo da ponerse en tu piel y que inmensa alegria y esperanza saber lo que todos sabemos, que nuestras madres no solo nos dan la vida sino que nos protegen, que lucha por nosotros, QUE NO SE RINDEN NUNCA
Monica dijo el 20.10.2012 a las 4:31 pm
A día de hoy, sigo rezando por Tomás todas las noches . Dicen que todos tenemos un ángel de la guarda. Dichosa tu, que has podido ponerle cara, nombre y estrecharle en tus brazos!! Tomás no habría podido tener una madre mejor. Bendita seas, Lales!!!
Lales dijo el 21.10.2012 a las 9:58 pm
De veritat, moltes gracies…espero ajudar amb aquest “granito de arena”… encara s’han de fer moltes coses… Una abraçada per tot l’equip
Jose Antonio O. dijo el 23.10.2012 a las 8:50 pm
Mil gracias por “tu granito de arena”. Lástima que los destinatarios de cartas como ésta seamos siempre los mismos. Personas con las ideas claras y pensando en cristiano. En última instancia testimonios como el tuyo refuerzan y vigorizan nuestras convicciones. ¡Enhorabuena! ¡Omnia in bonum, sí, Lales! Enhorabuena también por tu valentía y porque desde las primeras horas del 10 de Agosto tienes un incondicional en el Cielo que ya está velando por ti y por los tuyos. Mi mujer y yo sabemos también algo de eso. Un abrazo.
Marion dijo el 06.11.2012 a las 8:13 pm
(…) Gracias por tu respuesta, pero la omitimos dado el uso ofensivo del lenguaje que haces frente al testimonio.
Rosa dijo el 09.11.2012 a las 6:19 pm
Hola Lales,
Soy también antigua alumna de Aura, Rosa Mulet de Cambrils. Admiro tu coraje y la valentia con que has llevado este tema Lales. Me has hecho llorar de la emoción por el video y tambien al ver a tu madre.
Me imagino que esta experiencia te habrá hecho crecer mucho a nivel personal. Eres una mami con un corazón muy grande y hermoso. Siento que has seguido tus principios, creencias y corazón e creo que es importante en la vida.
Tu hijito te acompaña desde el cielo Lales!
Un abrazo muy fuerte desde Alemania.
Rosa Mulet Gonzalez
Tamara P. dijo el 05.12.2012 a las 2:18 pm
Hola Lales,
No tengo palabras de todo lo que he leido, sólo darte mucho ánimo a seguir caminando, sabes hacerlo muy bien, y lo sabes! Te mando un beso y un abrazo muy fuerte! ;)