“El tercer hombre” es uno de los films más famosos de la historia del cine. Orson Welles dice una terrible verdad: los seres humanos, vistos de lejos, somos sólo puntitos negros que se mueven. ¡Qué sencillo sería borrar algunos como si se tratara de un vídeo juego!

Es un tema recurrente en la literatura: si nos diesen unos miles de dólares por cada puntito negro que eliminásemos y bastara con apretar un botón sin que nadie se entere, sin sangre, sin gritos de las víctimas, sin demasiados reproches.

Rousseau habló de esto y también Alejandro Casona en “La barca sin pescador”. Lo malo es que no se trata sólo de un juego literario: los fetos abortados voluntariamente son sólo eso, puntos negros sin rostro, que alguien borra de este mundo entre vuelos de batas verdes y música de Mozart. A.S.

Pero en realidad es todo lo contrario, aunque muchos se empeñen en lo contrario: lobys, gobiernos, ideologías, científicos, o cada uno en particular. Ver La realidad de un genocidio.